Semana Santa es una de las épocas del año preferidas por los
españoles para viajar. Por ello, no son pocas las bodegas que durante estas
fechas abren sus puertas tratando de dar un impulso a las estadísticas del enoturismo.
Este año yo también he aprovechado para unirme a esta corriente y he visitado
las instalaciones de la bodega alicantina Enrique Mendoza que, por quinto año
consecutivo, celebraba la Mendoza Experience. Se trata de un evento en el que
da a conocer sus vinos e instalaciones en un acto con muy buena acogida entre
el público.
Nadie duda de las virtudes del enoturismo para el sector vinícola. Ya sea para dar a conocer los vinos de la bodega, para mejorar la
imagen de marca o para obtener una fuente de ingresos alternativos, el
enoturismo o turismo del vino se encuentra en una fase de consolidación que
todavía no ha encontrado su techo.
Este año, aprovechando que me iba a quedar por Alicante, me
he acercado a un evento que se sitúa a medio camino entre las relaciones públicas
y el enoturismo, y que desde hace años llamaba mi atención. Se trata de la
Mendoza Experience, un evento organizado por la bodega alicantina Enrique
Mendoza en sus instalaciones de Alfaz del Pi.
La cercanía de esta bodega a uno de los destinos turísticos
por excelencia de la Costa Blanca, Benidorm, planteaba el reto a los hermanos
Julián y Pepe Mendoza de cómo poder aprovechar la enorme afluencia de turistas que
visitan la provincia de Alicante en Semana Santa para dar a conocer su marca,
sus vinos y, en definitiva, contribuir a difundir la cultura vinícola.
Por eso, desde hace cinco años vienen organizando la Mendoza
Experience. Se trata de una jornada de puertas abiertas que se celebra en
Semana Santa (jueves, viernes, sábado y, este año también, domingo) en las que
por un precio de entrada de 15 euros (el año pasado eran 10 euros), permite
degustar hasta 12 vinos de la bodega, incluido su vino premium Santa Rosa, y
participar en diferentes talleres. Entre los talleres se incluyen, entre otros, un curso de cata
express (dirigido por Javier López Lorenzo, de Somm), un taller de barrica en
el que comparar los matices que aporta al vino el roble francés frente al
americano o una degustación del aceite de la propia bodega. Además, en colaboración con otras
empresas de la zona, se pueden adquirir platos de
degustación de quesos, salazones o algunas tapas calientes a precios populares. Todo ello amenizado
por un DJ que está continuamente pinchando música ambiente.
El evento se celebra en las instalaciones de la bodega en
Alfaz del Pi, donde se desarrolla la crianza de los vinos. Cabe recordar que
estas instalaciones se encuentran preparadas para acoger grandes
eventos, ya que desde hace años se celebran, por ejemplo, bodas o
comuniones.
Además, no se puede olvidar Enrique Mendoza elabora algunos de los vinos más prestigiosos de la D.O. Alicante y
que no ha perdido su carácter familiar. De hecho, es fácil cruzarse durante el
evento con los hermanos Julián y Pepe, así como con su mentor (el propio Enrique
Mendoza) y sus familias que, si bien pudieran estar disfrutando de sus propias
vacaciones, dedican estas fechas a estar permanentemente atentos al buen desarrollo
del evento, saludando a los visitantes y aclarando cualquier duda que puedan
tener sobre los vinos o su proceso de elaboración.
Evidentemente, este modelo de evento no es exportable a
todas las bodegas, dado que ni cuentan con las instalaciones ni con los medios
para celebrarlas, pero pone de manifiesto como es posible dar a conocer la
cultura del vino y crear imagen de marca simplemente dándole una vuelta a la
imaginación.
Balance del evento y conclusiones
La Mendoza Experience atrae a unas cinco mil personas a lo
largo de los cuatro días (otros años eran tres) y suele tener cierta repercusión
en medios de comunicación locales y en redes sociales. Además, no son pocos los
visitantes que pasan por la tienda y terminan llevándose a casa alguna caja de
los vinos de la bodega.
Del evento celebrado este año quisiera destacar tres cosas.
- Primero, se ha habilitado la posibilidad de la venta anticipada de entradas a través de internet, todo ello en colaboración con Cultura Violeta. Gran acierto. En el año 2016 no podemos obviar este canal de marketing (comunicación y distribución) para amplificar la capacidad de la bodega para llegar al consumidor.
- Segundo, se echaba de menos, pero por fin ha llegado, el perfil de la bodega en redes sociales, especialmente en Twitter, canal desde el que se ha dinamizado el evento y se han difundido diferentes imágenes que han generado una buena interacción con los usuarios. Me consta que otros años se ha potenciado, incluso off line, un hashtag que permitía seguir el hilo y que este año no se ha potenciado de la misma manera. Quizás en este ámbito todavía queda algo de margen de mejora, y para ello se podría utilizar el propio photocall creado al efecto e idear algún concurso o similar, de manera que se amplificara la repercusión online del evento.
- En tercer lugar, cabe señalar que, sin duda alguna, lo más destacable del evento es su eminente carácter hedónico y amigable. A ello contribuyeron las personas involucradas en su desarrollo, desde las encargadas de servir los vinos hasta las que tutelaban los talleres. Especialmente destacaría lo ameno de la cata de Javier Lorenzo, el taller de microvinificación (con raspa y sin raspa) y el taller de agricultura ecológica. La capacidad que tuvieron estas personas de adaptarse al conocimiento previo de los participantes fue encomiable. A pesar de las dificultades que eso supone, saber adaptar el lenguaje y los términos empleados al público que asiste al taller es básico para hacer comprensible el mensaje. Además, así evitaremos que quienes no saben mucho de vinos se vayan espantados por no comprender nada, pero también que quienes saben un poco más no tengan la sensación de estar perdiendo el tiempo. La empatía que deben transmitir estas personas en el contacto personal es un factor básico para ganar adeptos y acercar a la gente al apasionante mundo del vino.
Mi enhorabuena a los organizadores del evento y nos vemos el
año que viene.
Un saludo,
Ricardo
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