El uso de mecánicas de juego en entornos no lúdicos es cada vez más frecuente. De hecho, el auge de las herramientas 2.0 y de las aplicaciones para teléfonos móviles ha abierto un abanico de
posibilidades tecnológicas que pocas empresas quieren dejar pasar.
Recientemente, la bodega La Rioja Alta, S.A. se ha convertido en la primera
bodega española en diseñar su propio videojuego 'El Jardín del Vino' que podría
ser el impulso definitivo de la gamificación en el sector vinícola.
Tal y como indican en la web www.gamificacion.com se puede definir la gamificación (gamification en el ámbito anglosajón) como el
empleo de mecánicas de juego en entornos y aplicaciones no lúdicas con el fin
de potenciar la motivación, la concentración, el esfuerzo, la fidelización y
otros valores positivos comunes a todos los juegos.
Hace unos meses, y con motivo del lanzamiento del juego
Trivino, en el marco de la campaña "Quien sabe beber, sabe vivir",
publiqué una entrada en la que ya te hablaba
de como los juegos pueden convertirse en una adecuada herramienta para potenciar y facilitar el conocimiento de la cultura vinícola.
De hecho, entre las principales ventajas de la utilización
de la gamificación, se encuentra su potencialidad para permitir que una
determinada colectividad pase de la mera conectividad al engagement o
vínculo emocional. Si las empresas son capaces de aplicar bien esta herramienta
podrán pasar de tener meros usuarios a tener verdaderos seguidores conectados emocionalmente
con la marca.
En esta línea, con motivo de su 125 aniversario, La Rioja
Alta, S.A. lanzó hace unos meses una divertida aplicación, fácil de manejar, que permite que los usuarios se conviertan en bodegueros
que deben plantar viñedos, vendimiar y elaborar vinos.
El juego, llamado 'El Jardín del Vino', tiene como objetivo atender los pedidos que van llegando a la bodega. Para
ello, los jugadores comienzan plantando los viñedos que deben cuidar
combatiendo las plagas que los atacan. En la fase de la vendimia tienen que
seleccionar y recoger las mejores uvas, mientras que durante la crianza realizan
la trasiega artesanal para acabar embotellando las diferentes marcas.
Esta será la única forma de atender y dar salida a los
pedidos de vino que llegan a la bodega, lo que a su vez permite obtener
beneficios que pueden reinvertirse en adquirir nuevos viñedos con los que
continuar jugando.
En sí, cada una de estas fases se desarrolla a través de mini-juegos que permiten valorar la habilidad del jugador para elaborar un vino de la mayor calidad posible. Como curiosidad, Samuel Fernández (director de marketing de la bodega) destaca la presencia de un ayudante, que en el juego se ha llamado Vicuano, un nombre que pretende rendir homenaje al terreno primigenio de la bodega, llamado Vicuana.
En sí, cada una de estas fases se desarrolla a través de mini-juegos que permiten valorar la habilidad del jugador para elaborar un vino de la mayor calidad posible. Como curiosidad, Samuel Fernández (director de marketing de la bodega) destaca la presencia de un ayudante, que en el juego se ha llamado Vicuano, un nombre que pretende rendir homenaje al terreno primigenio de la bodega, llamado Vicuana.
Aunque no es el primer juego que existe alrededor del mundo del vino (el propio
juego Trivino se lanzó meses antes e incluso existen numerosos juegos de
sobremesa sobre el vino), hasta donde yo sé, este juego sí constituye la
primera iniciativa de una bodega española por incorporar la gamificación al
sector vinícola.
Todo aquello que nos resulta divertido y entretenido termina
siendo atractivo. Si el juego consigue atrapar al usuario, no sólo por
ser entretenido, sino también por la propia dinámica de ser un juego
competitivo, la bodega habrá dado un paso muy importante en la búsqueda de ese
vínculo emocional que todas las empresas anhelan.
Un saludo,
Ricardo
No hay comentarios:
Publicar un comentario