Una de las noticias más relevantes que nos ha dado el sector
vinícola en las últimas semanas ha sido la intención manifiesta de Bodegas Artadi de abandonar la Denominación de Origen Calificada (D.O.Ca.) de Rioja. Entre las razones argumentadas por la bodega se encuentran
las diferencias en el terruño dentro de la propia D.O.Ca., lo que provoca que
coexistan en el mercado vinos de muy diferentes calidades que terminan
confundiendo al consumidor sobre la verdadera identidad de la marca colectiva
Rioja. Lo que yo me pregunto es, ¿realmente existen diferencias en el terruño o
se trata más bien de diferencias en el modelo de negocio?
Hace un año publiqué una entrada en el blog en la que te
presentaba los resultados de un estudio según el cual la mera pertenencia a una Denominación de Origen (D.O.) no contribuye a mejorar la rentabilidad económica de una bodega. Uno de los razonamientos que se presentan en el estudio es
que, desde el punto de vista económico, la potenciación de una marca colectiva
(como lo es una D.O.) contribuye a reducir las asimetrías de información que
existen en los mercados de experiencia como el del vino. Si el consumidor no
conoce la calidad de un vino antes de su consumo, puede apoyarse en la
reputación de la marca colectiva para tomar su decisión.
El problema de las marcas colectivas es que su
reputación e imagen en el mercado dependen de la actuación individual de cada
una de las bodegas que la conforman. Si todas las bodegas de una D.O. apuestan
por elaborar vinos de calidad, la marca colectiva termina adquiriendo una
imagen asociada a la calidad de la que, en última instancia, se benefician
todas las bodegas que la integran. Aunque este razonamiento apoyaría la pertenencia de una
bodega a una marca colectiva, la existencia de free riders puede desincentivar
la pertenencia de alguna bodega en particular a dicha marca. En términos
generales, un free rider sería una bodega que no elabora vinos de calidad pero
que, cumpliendo los requisitos formales de pertenencia a la D.O., comercializa
sus vinos al amparo de dicha marca colectiva. El problema de la existencia de
este tipo de comportamientos es que la bodega que actúa como free rider “tira
hacia abajo” la imagen de calidad de la marca colectiva. Se beneficia de la
imagen que generan los demás pero no aporta nada positivo.
¿Por qué abandonar una Denominación de Origen?
Tal y como señala Juan Carlos López de Lacalle, presidente de Bodegas Artadi, “la existencia en el mercado de vinos de Rioja desde 2 hasta 200 euros dificulta
que el consumidor se haga una idea clara de la calidad de los vinos de Rioja”.
No se trata de que no puedan existir vinos de 2 ó 3 euros con una calidad medianamente
aceptable y que tienen su hueco en el mercado, sino de que no es lo mismo un vino de 2 euros que uno de 50. Además, el problema se agrava cuando el consumidor abre una botella de Rioja y se encuentra con un vino mediocre tirando a malo. El consumidor ha confiado en la marca
colectiva para “garantizarse” cierta calidad del vino pero la marca le ha
fallado, y es esa sensación la que puede terminar repercutiendo sobre la imagen de todos los vinos que integran la
marca colectiva.
Evidentemente, para la elaboración de un buen vino se debe
contar con una buena materia prima. Por eso, nadie puede poner en duda la repercusión
que sobre la calidad del vino tiene el terruño que soporta la cepa. Sin
embargo, tan importante como el terruño son el enólogo y la estrategia que
sigue la bodega. Con una materia prima “similar” lo que la bodega quiera hacer
y el posicionamiento que le quiera terminar dando a sus vinos puede marcar una
importante diferencia.
Además, cabe recordar que la reputación de la marca
colectiva Rioja se ha construido gracias a la imagen y el posicionamiento que
determinados vinos y bodegas de la Denominación han buscado en las últimas
décadas (entre ellos, indudablemente, Artadi, pero también muchas otras
bodegas). Es la actuación individual de un conjunto de bodegas la que ha
contribuido a la reputación de la marca colectiva en su conjunto. Por eso, cuando se mira para otro lado y se otorga la calificación a
vinos mediocres, elaborados en algunos casos con uvas “importadas” de otras
zonas, el problema no es el terruño, es el modelo de negocio, y las bodegas que han apostado fuerte por construir una imagen de calidad ven como todos sus esfuerzos se van por tierra.
Como indica José Peñín, quizás una alternativa pasaría por un control riguroso de viñedos, rendimientos, calidades y también, por supuesto, en cuestiones menos relevantes como la crianza. Quizás podrías añadirse en la contraetiqueta información sobre las categorías de calidad, pagos e, incluso, el origen local de la uva.
Como indica José Peñín, quizás una alternativa pasaría por un control riguroso de viñedos, rendimientos, calidades y también, por supuesto, en cuestiones menos relevantes como la crianza. Quizás podrías añadirse en la contraetiqueta información sobre las categorías de calidad, pagos e, incluso, el origen local de la uva.
Este movimiento que se vive ahora en Rioja tiene cierto
paralelismo con la situación que se vive en la Denominación de Origen Alicante.
Algunas bodegas que representan a los vinos de mejor calidad dentro de la D.O.,
y entre las que destaca sin lugar a dudas Gutiérrez de la Vega, también han planteado su posible abandono de la D.O. en la medida en que algunos de sus métodos de elaboración (que buscan mejorar
la calidad de los vinos) no encuentran el amparo del Consejo Regulador.
Probablemente, la situación que se vive en Alicante no sea comparable
a la de Rioja. De hecho, la imagen y reputación de los vinos de la D.O.
Alicante no es ni mucho menos comparable a la de Rioja, pero pone de manifiesto
que las D.O., como marcas colectivas, no permiten segmentar bien el mercado. Es
difícil que una única marca recoja las diferentes sensibilidades y modelos de
negocio de bodegas y bodegueros. Por eso, tengo la sensación de que esa es la
verdadera razón del lento goteo y abandono de algunas bodegas de sus respectivas
Denominaciones de Origen.
¡Feliz Año Nuevo y bienvenido de nuevo al blog!
Un saludo,
Ricardo
Ricardo
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