Nadie pone en duda la importancia que las guías de vino
tienen en el sector vinícola. Dadas las características particulares del vino,
que se trata de un producto de experiencia dónde el consumidor no puede valorar
su calidad hasta que lo ha comprado y consumido, las bodegas buscan reducir las
asimetrías de información con el consumidor empleando todas aquellas
estrategias de marketing que les permiten señalar al mercado la calidad de sus
vinos.
En este sentido, las guías de vino y las valoraciones que
hacen los críticos sobre los vinos incluidos en las mismas constituyen una
evidencia muy importante para muchos consumidores en su proceso de elección. Su
importancia es tal que incluso algunas cadenas de distribución, especialmente
en Estados Unidos, sólo incluyen en su surtido aquellas referencias que han
obtenido una puntuación mínima en determinadas guías.
Un aspecto esencial de una guía de vinos es el equipo de
catadores o críticos que hay detrás. De hecho, es la confianza del consumidor
en dicho equipo o crítico lo que resulta determinante. Si el consumidor piensa
que determinado crítico (por ejemplo, Robert Parker) “sabe mucho de vino” y
valora un determinado vino que vale 4 euros con 96 puntos, es que probablemente
el vino merece la pena. Pero, ¿qué puntuación otorga a ese mismo vino otro crítico?
¿Debería ser consistente la valoración que sobre un mismo vino se hace en las
diferentes guías de vino? Evidentemente, dado que en el proceso de cata de un vino
influye tanto la experiencia, como los gustos y percepciones individuales del
catador, no podemos esperar que exista uniformidad en las valoraciones que de
un mismo vino hacen los distintos críticos.
En un intento por valorar el grado de acuerdo o desacuerdo
entre las valoraciones de los vinos entre los diferentes críticos y guías del mercado
americano, Eric Stuen, Jon Miller y Robert Stone han publicado recientemente
un documento de trabajo (1) en la web de la American Association of Wine Economists
que compara la valoración de diferentes vinos de Washington y California en las
cuatro principales guías de vino americanas: Wine Spectator (WS), TheWine Advocate (WA),
Wine Enthusiast (WE) e
International Wine Cellar (IWC).
Tal y como se observa en el cuadro adjunto, en general, y
exceptuando el caso de Wine Enthusiast (WE) con relación a International Wine
Cellar (IWC), las correlaciones entre las valoraciones de las diferentes guías
son positivas y significativas, siendo en algunos casos (para determinados
tipos de vino y entre determinadas guías) muy elevadas.
¿Qué quiere decir esto? Que existe un alto grado de consenso
entre las valoraciones que los críticos hacen sobre un mismo vino. Admitiendo
que la valoración no puede ser exactamente la misma, los diferentes críticos
tienden a valorar el mismo vino de forma similar (tanto para bien como para
mal).
Ya sabes que yo defiendo firmemente la necesidad de que el consumidor “aprenda” a emitir su propio juicio sobre el vino que consume. Para
ello suelo evitar, en la medida de lo posible, dejarme llevar por las
puntuaciones que las guías y críticos hacen sobre los vinos que consumo. Sin
embargo, dada la amplísima oferta de vinos disponible y las propias
características del vino como producto de experiencia, este tipo de guías pueden
ser útiles durante el proceso de decisión de compra, al constituir un indicio
que me puede dar alguna pista sobre los vinos que no conozco.
Ahora bien, lo que me ha quedado claro después de leer el
documento de trabajo señalado es que, a partir de ahora, no hace falta que
consulte las diferentes guías. Con una solo me basta. Tal y como titulo este
post, “parece que los críticos comparten crítica”.
Un saludo,
Ricardo
(1) Fuente citada:
Eric T.
Stuen, Jon R. Miller and Robert W. Stone (2014): “An analysis of wine critic
consensus: a study of Washington and California wines”. American Association of
Wine Economists (AAWE) Working Paper. No. 160. Economics. Puedes descargarlo pinchando aquí.
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