20 de noviembre de 2013

El vino en envase individual también es social

En los últimos años la industria vinícola ha realizado importantes esfuerzos en el área del diseño de los envases, lo que ha dado lugar a una amplia variedad de sistemas que van mucho más allá de la clásica botella de vidrio. En un post anterior destacaba alguno de estos envases, entre los que merecen especial atención, por su mayor aceptación comercial, el Tetra Brik para los vinos de gama baja y el bag in box, especialmente popular en los países nórdicos. En este post presentaré algunos diseños novedosos en materia de envases de vino que aportan un factor diferenciador: su versatilidad para el consumo individual del vino.


Imagen-Vino-Marina-Espumante
Fuente: www.bocopa.com

En un comentario del post sobre la imagen del vino entre los jóvenes un lector hacía una observación interesante: una de las ventajas de la cerveza frente al vino que favorece su consumo social entre los jóvenes es la mayor versatilidad para ser distribuida en envases individuales, ya sea en lata o botellín de vidrio. Aunque pueda parecer un contrasentido, el hecho de que cada uno pueda tener su propio envase facilita el consumo social y simultáneo de varias personas. No hay más que pensar en el cada vez mayor popular cubo de 5 ó 7 botellines de cerveza –normalmente quintos- que se ofrece en el canal hostelería.

Sin entrar en las repercusiones que sobre el medio ambiente puede tener este hecho, en el sector vinícola se utilizan desde hace tiempo formatos de reducido tamaño para dar solución a determinadas situaciones de consumo (por ejemplo, existen botellas de vidrio de 50 cl., de 37,5 cl. y de 18,75 cl.). No obstante, el sector bodeguero considera este tipo de envases de forma residual y sólo apto para determinados usos (por ejemplo, regalos de empresa) o para determinadas situaciones de consumo (por ejemplo, el vino que se sirve en los vuelos comerciales). Aunque los envases de vidrio poseen unas características óptimas para el envasado del vino (capacidad de aislamiento -impermeabilidad, inatacabilidad química y neutralidad con el contenido-, transparencia, resistencia mecánica, moldeabilidad, posibilidades de esterilización, aspecto y durabilidad) el reducido tamaño de los mismos provoca que este formato no termina de ser aceptado por parte del consumidor.

Aún así, la industria vinícola ha propuesto en los últimos tiempos nuevos modelos de envases de formato individual que aportan una mayor versatilidad y en los que la imagen del propio envase juega un papel fundamental para lograr su aceptación por el consumidor. De hecho, no debemos olvidar que desde la óptica del marketing y el proceso de decisión del consumidor el envase es lo primero que se observa antes incluso del consumo del vino. Es más, la forma de la botella y de la etiqueta constituyen el octavo factor más importante en el proceso de elección de un vino (el sexto en el caso de los jóvenes), y de ahí la importancia que tiene el diseño del packaging del vino.

A continuación te presento algunas de las soluciones de envases de reducido tamaño que más me han llamado la atención:

1. Vino en “tubo”


La verdad es que lo de tubo es una traducción libre mía, pero es que este envase es lo más parecido a un tubo de ensayo de un laboratorio. Específicamente se trata de un cilindro de vidrio de 18,7 cl. con un tapón de rosca de aluminio que el propio elaborador califica de “elegante, sexy y atractivo”.

Una de las principales ventaja de este envase, que es cien por cien reciclable, es estar elaborado precisamente de vidrio, lo que disminuye el potencial rechazo del consumidor al consumo de vino no envasado en este material. Además, desde el punto de vista de la logística, su diseño facilita el transporte y el almacenamiento con una menor merma de espacio que un envase en forma de botella.


Imagen-Vino-The-Vini
Comparativa entre una botella estándar
y el envase The Vini.
Fuente: thevini.com

2. Vino en copas


Básicamente, este tipo de envase tiene la forma de una copa de vino y está elaborado en diferentes materiales plásticos. He encontrado dos modelos.

2.1. Vino en copas Zipz


La empresa Zipz comercializa un vino en envase con forma de copa elaborado con plástico PET, lo que le aporta mayor versatilidad para el consumo donde el acceso con vidrio está prohibido, por ejemplo en acontecimientos públicos. De hecho, uno de los principales destinos han sido los estadios de béisbol de Estados Unidos. El envase es cien por cien reciclable y tiene un sistema de cierre patentado Clean Wrap (TM). En la actualidad se comercializan cuatro vinos: Chardonnay de 2012, Cabernet Sauvignon de 2010, Pinot Grigio de 2012 y Merlot de 2010.

2.2. Vino en copas Tulip


El vino en copas Tulip es un sistema también patentado que permite la conservación del vino durante un año. Las copas tienen una capacidad de 18,7 cl. Actualmente, la marca The Italian Job comercializa tres variedades: Sauvignon Blanc, Sangiovese y Rose. Además, este sistema es el empleado por Marks & Spencer, que bajo su marca Le Froglet comercializa un Shiraz, un Chardonnay y un Rose. En Alemania se utiliza bajo la marca Wein im Glas para comercializar un Tempranillo y un Rose.

Imagen-Vino-Copas-Tulip
Fuente: www.packagingoftheworld.com/

3. Vino en lata de aluminio


Este sistema de envasado de vino en lata de aluminio no es realmente nuevo. De hecho, es habitual en otras zonas e incluso en España hubo una iniciativa de la mano de Garvey. Sin embargo, La característica diferenciadora del envase de la bodega de Oregón Union Company es que que su apariencia es muy parecida a una lata de cerveza. 

El diseño de este envase forma parte de una estrategia de rebranding de la bodega que, bajo el lema “pinkies down”, busca elaborar buenos vinos para disfrutar en compañía de forma sencilla.

En ese sentido, y buscando la comodidad y facilidad de consumo que proporciona una lata de cerveza, decidieron elaborar y comercializar un vino en una lata de aluminio con la misma apariencia de una lata de cerveza. El envase, testado con éxito en la feria del vino de Portland el pasado mes de septiembre tiene todavía un pequeño escollo que superar: el tamaño de la lata. Legalmente el vino sólo puede ser comercializado en envases de 12,68 onzas (37,5 cl.), mientras que la lata de cerveza estándar utilizada en el test es de 12 onzas.

Imagen-Vino-Underwood-Lata-Cerveza
Fuente: www.core77.com


Finalmente, me gustaría destacar una iniciativa de envase de vino que, sin ser propiamente un envase para consumo individual, me ha llamado mucho la atención por su singularidad. En concreto se trata de una botella de vino elaborada a partir de papel reciclado y desarrollada por el fabricante británico Green Bottle para la bodega Truett-Hurst. Con un peso de sólo 65 gramos (la séptima parte de una de vidrio convencional) esta botella permite reducir los costes de transporte. De hecho, la huella de carbono es menos de la tercera parte que una botella de vidrio convencional.
Puedes pensar, y probablemente estás en lo cierto, que este tipo de envases son residuales dentro del sector vinícola. De hecho, el volumen comercializado en este tipo de envases es ínfimo en comparación con el volumen comercializado en botellas de vidrio. Sin embargo, todos estos ejemplos ponen de manifiesto la importancia del diseño de los envases y del packaging del vino a la hora de elaborar el producto final así como la necesidad de adaptarse a diferentes necesidades y situaciones de consumo. Incluso un envase individual puede potenciar el consumo social. Desarrollar envases que satisfagan las necesidades del consumidor fomentará el consumo del producto. Esa es la esencia del marketing.

Finalmente, no podemos olvidar que junto a los atributos intrínsecos del vino (propiedades organolépticas, grado de acidez, aromas, etc.), desde el punto de vista del marketing el vino también queda caracterizado por sus atributos extrínsecos, y el envase junto con la etiqueta constituyen una de las cartas de presentación del vino. Nos acercamos a las fechas navideñas donde el consumo de vino suele aumentar de forma estacional. No tienes más que darte una vuelta por cualquier tienda o hipermercado para ver como las bodegas hacen un esfuerzo extra por vestir a sus vinos en elegantes envases secundarios. Este esfuerzo seguro que merece la pena.

Un saludo,
Ricardo

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