9 de enero de 2013

Una copa de vino son 178 calorías


Según un reciente estudio de la World Cancer Research Fund dado a conocer la semana pasada, una copa de vino tinto equivale a 178 calorías, lo que a su vez equivale a dos galletas de chocolate. Si te preocupas por tu aspecto físico y quieres compensar las calorías ingeridas cuando te bebes un vino, deberías andar durante casi 30 minutos. Mejor no ponerse a calcular cuanto deberíamos andar para compensar el alcohol que hemos ingerido en las recientes fiestas de Navidad.


Esta noticia me ha hecho recordar la iniciativa que tuvo Bodegas Valduero en el año 2008, cuando lanzó al mercado su vino 9 Sobresaliente, un vino de baja graduación alcohólica (9 grados, mínimo legal para poder ser comercializado como vino) y que comercializa bajo la DO Ribera del Duero. Según nos cuentan en la ficha de cata, contiene solamente 50 calorías por cada copa (media galleta de chocolate, más o menos).

Imagen del Vino 9 Sobresaliente
Fuente: www.bodegasvalduero.com
El auge de este tipo de vinos ha generado un debate en el sector. De hecho, este tema se trató en el VII Foro Mundial del Vino celebrado en Logroño en 2010, donde el sector se replanteó la tendencia de producir vino con bajo contenido en alcohol, no sin reconocer los inconvenientes técnicos y organolépticos de dicha producción. Por un lado, quienes abogan por atender las nuevas tendencias de mercado o la necesidad de contar con propuestas más saludables, defienden la necesidad de disponer de vinos de bajo contenido en alcohol. Por otro lado, los más puristas del sector consideran que el auge de vinos de baja graduación alcohólica, o de incluso vinos desalcoholizados, responde solo a una moda pasajera a la que la bodegas no deben prestar mayor atención.

Personalmente, me parece que la decisión de Bodegas Valduero, junto con la de otras bodegas que han seguido el mismo camino (por ejemplo, el Grupo Matarromera con su EminaSin) responde a una verdadera necesidad del mercado. Durante muchos años se ha acusado al sector bodeguero de desarrollar vinos a espaldas del mercado, sin atender a las necesidades del consumidor, vamos, sin seguir un enfoque de manual de marketing, pero cuando se desarrollan vinos de baja graduación alcohólica, para personas que no toleran el alcohol, para personas que se preocupan por su línea o para personas que tienen que conducir (aunque para conducir no hay que probar el alcohol, ni mucho ni poco), ahora resulta que decimos que eso no es vino, o que es solo una moda pasajera. Pues no estoy de acuerdo. Si se detecta una necesidad y se desarrolla un producto para atender esa necesidad, entonces se está siguiendo un enfoque marketing. Otra cosa es que no lo queramos seguir.

Todo este debate me hace pensar también en algunas de las conclusiones de las últimas jornadas del Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV), en las que se abogaba por hacer vinos más del agrado del consumidor, que en la actualidad busca vinos más afrutados, más fáciles de beber. En un país en el que el consumo de vino por persona y año se ha reducido a la mitad en los últimos veinte años, no se pueden pasar por alto los gustos y necesidades del consumidor. No se puede vivir de espaldas al mercado. Los responsables de marketing de las bodegas no lo pueden permitir. La pelota está en su tejado.

Saludos,
Ricardo

Pd. Si todavía sigues interesado en calcular cuanto deberías andar para compensar todo el alcohol que te has bebido estas fiestas puedes utilizar la calculadora de la WCRF. Haz cuentas de todo lo que has bebido y pincha AQUÍ.

2 comentarios:

  1. Estoy contigo, a favor de hacer productos a gusto del consumidor. Queremos que se satisfagan nuestras necesidades y queremos opciones para decidir. Y en este caso concreto la demanda está clara.

    Pero claro, la tradición pesa. Y más si mi negocio es mi vida, si amo el vino y no trabajo en una bodega como podría trabajar en una siderúrgica.

    Planteas un muy interesante debate. Y para gustos, colores. Yo no concibo un donut light (WTF?). Pero si hay quien lo quiere (insisto, WTF?), ¿qué me molesta a mi su presencia en el supermercado? No lo compro (o no lo produzco) y punto.

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    1. Hola Laura:

      Gracias por tu comentario. Coincido plenamente contigo. Al final la clave es que si el consumidor lo pide, se le ofrece. Le pese a quien le pese...

      Saludos,
      Ricardo

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